domingo, 14 de diciembre de 2014

Cuando Sarajevo era Madrid





♫♫...Duke Ellington suena...sin Duke...media docena de velas iluminan, junto a la música, un subterráneo cuyas bóvedas amplifican el sonido hasta hacerlo más fascinante que las simples notas musicales....la que en otro tiempo fue una claustrofóbica estancia, ahora nos parece un palacio inundado por el humo de ansiolíticos
cigarrillos que no terminan de calmar manos temblorosas y tics nerviosos... Al fondo, una pequeña escalerilla sube a duras penas hasta una chapa de acero que hace de improvisada trampilla cuya apertura, de vez en cuando, ciega a los congregados recordándoles que sólo allí es siempre de noche... El saxofón marca el ritmo de la sui géneris interpretación de un jazz que me recuerda a las antiguas grabaciones en pizarra... Nadie vive allí en la realidad, es un viaje hacia ninguna parte, un espacio ausente de espacio, un tiempo ausente de tiempo... una mentira real de una ficticia verdad... nadie sabe en que día vive, hace ya que les dejó de interesar.... la batería toma el relevo... el bajo sigue atento para atacar en cualquier momento... un pequeño y destartalado piano consigue a duras penas hacerse notar... en aquel agujero hasta los chillidos de las ratas suenan a música celestial...
...Hoy, la ciudad cuenta con ciento cincuenta personas menos... de los presentes o de los ausentes según se mire... soy un privilegiado, estoy de paso... puedo permitirme el lujo de contar los días, las horas, los muertos.... estoy de paso... ellos seguirán aquí, algunos más ausentes que otros, enterrados en cualquier parque, tirado en cualquier calle, el resto seguirá con su tarea de sobrevivir...aunque sobrevivir no sea vivir...
A las tres mandaré la crónica del día, relataré esta jazz session para un público que con el café de la mañana
se quedará con lo insólito de la narración, con la anécdota...y tras ir al baño a cagar una comida que no les ha costado una carrera entre disparos, hacer una cola de horas o simplemente la vida, olvidarán lo leído sin saber que aquí, calentarse, comer o beber agua se paga con la moneda más cara, con personas que amaban o eran amados, hijos, padres, madres, hermanos que no volverán ese día ni el resto de los días... una mancha de sangre en el asfalto será todo lo que dejaran como recuerdo de una existencia.... Pero la música aún es gratis, alimento que mantiene almas en cuerpos cada vez más famélicos pero yo... estoy de paso.♫♫
Catorce de febrero de mil novecientos noventa y tres....día 285 del sitio de Sarajevo.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Suena mejor cuando te lo leen...

Me alegro que vuelvan las hadas...