sábado, 27 de diciembre de 2014

24 de diciembre



Últimas compras para cenas hipervitaminadas, hipealcoholizadas e hipercolesteroladas. A partir de las tres de la tarde el tránsito de compradores se resiente hasta dejar las calles desiertas. Algún que otro bar con las persianas a medio bajar va intentando dar largas a los feligreses más cansinos. Radio 3 hace una maratón de imprescindibles de navidad con Bing Crosby, Willy Nelson, Nat King Cole... Como consecuencia directa de la Crisis, la comida se ha convertido en un bien escaso...y el dinero...
Cena de nochebuena por menos de 5 € (sin contar el gasto eléctrico)
Tres zanahorias troceadas
Tres patatas partidas a gajos.
Dos puerros partidos en juliana.
Dos pastillas de Avecrem.
Una hoja de laurel.
Sal al gusto.
Un trozo de morcillo, tocino, hueso de jamón fresco y restos de un pollo descuartizado.
Agua y a hervir. Para servirlo, unos trozos de pan convertidos en picatostes y algo de jamón troceado. Falta la hierbabuena...
Tras un buen rato ya tenemos el primer plato, algo caliente con sabor a verduras.
Segundo Plato.
Patatas y huevos fritos.
Para picar.
Aceitunas, aguacate, tomate y cebolla mezclados a modo de guacamole chabolista.
Para beber, oferta de Lambusco de color rojo radiactivo.
Total : 5 más IVA.
Estos días he observado una paradoja que dice mucho de los tiempos en los que vivimos. Los africanos que controlan el monopolio de la mendicidad en las puertas de los supermercados Dia suelen susurrarte algo para que les dé algo. Estos días, susurraban menos de lo acostumbrado al ver las caras de los que salían de comprar. En una “rueda de reconocimiento de la mendicidad” el 90% hubieran elegido antes a los compradores que a los africanos. Creo que si sigue la Crisis, acabaremos viendo a los que mendigan dando limosna a los que aún mantienen el tipo a duras penas.
Estos días me han recordado la novela de Arturo Barea en la época que narra cuando era un chavalillo y trabajaba despachando en una tienda para ayudar a la economía de la familia. Entonces, como ahora, ser pobre era con suerte tener un trabajo y ahora como entonces , el sol brillaba menos.

Esperemos que 2015 sea menos deprimente y el sol brille de nuevo. 

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