martes, 29 de marzo de 2011

EL SILENCIO SUENA TAN FUERTE SIN TI...

Que a casi un mes de mi autoexilio en el silencio, casi he perdido la cuenta de las veces que me desgrano en el sillón buscando el alivio del frio de la sombra, he pasado mis segundos aislando mis tímpanos del ruido increpante del mundo exterior que rompe mi tranquilidad, mi esperanza y mi silencio, y es que el silencio es tan áspero sin ti, me produce infrasonidos que me recorren desde los pies y sacuden todo mi cuerpo, no es el ruido de las sonrisas, ni de la música, no es el ruido del mundo del que me aíslo, lo que necesito es el silencio de mi corazón y sus latidos, el de mis labios pronunciando tu nombre, el de mis manos tamborileando a un lado del teléfono queriendo llamar a un numero que debí olvidar hace tiempo atrás…pero que mas bien… nunca aprendí, necesito que se calle tu voz en mis sueños cada noche que me buscas sin ningún significado aparente, es solo mi inconsciente buscando creer en algo que no sea yo, he estado esperando al silencio haciéndole ruido mientras canto una canción que nunca habría escuchado de no ser por ti y le sonrió feliz cuando en silencio entra por la ventana, o por la puerta, o por las grietas del rincón desgarrando la pintura desgastada de… mis ojos llorosos, y es que mis ojos necesitan el silencio, ya no quiero escuchar las gotitas de agua que caen y hacen que tiemble el suelo, ¿Qué duele mas que una tristeza? Quizás una lagrima cayendo desde miles de kilómetros a toda velocidad a estamparse pesadamente contra el suelo haciendo tanto ruido que no me deja pensar…

Es que el silencio suena tan fuerte si no estas que aunque se apague el mundo, mi corazón te llama a gritos y la verdad es que no me deja dormir… es que aunque no hay nada aquí me hace tanto ruido este cuerpo que no te dejo partir, anda, hazme un favor déjate ir, deja que nazca el silencio desde dentro de mi…

Nota: Sobrevendrá el silencio cuando llegue el olvido.

jueves, 24 de marzo de 2011

LA BUENA VIDA



Anaranjada luz en el amanecer del Mar Muerto


Cielo estrellado en la inmensa cúpula celeste del Gobi

Trigo meciéndose en plena campiña sevillana

Cachorros de mastín jugando en los verdes prados a los pies de los Pirineos

Bandadas de pájaros en regreso como flechas sarracenas

                                                                      ****

El Silencio no existe, hasta en eso nos engañaron en la escuela... Silencio ¡ espetaba aquella profesora que visto con los años necesitaba una vida sexual más intensa.
Silencio... se rueda ¡... Silencio... esto es una biblioteca ¡ ?????¿¿¿¿¿¿¿... Silencio esto es una Iglesia ¡... Silencio... No escucho bien la tele ¡¡¡. Todos estos ejemplos confirman la teoría, se cambia un sonido por otro pero no existe la ausencia de este... salvo que te llegue el Silencio Final... aún así, amigos y enemigos llorarán, reirán pero el silencio seguirá sin aparecer...



Silencio... ni tan siquiera el universo se encuentra en Silencio... Sólo existe El Olvido...

                                                                     ****
 
 
 

martes, 22 de marzo de 2011

RENACIMIENTO

I


Pues yo, querido Walt Whitman, con veinticuatro años
no me celebro ni me canto.
Cada átomo de mi vida ha sido un naufragio
y cada verso contrariado una molécula de error,
que se ha ido encajando lentamente en el sometimiento,
arrodillándose a lo que siempre me ha rodeado y nunca
he comprendido.

Mi cuerpo se opone defraudado,
se ha despojado de creencias perecederas ,
se ha desinfectado de sensaciones fragmentarias
y ha batido las tímidas avanzadillas de mis reflexiones
en todos sus frentes.

Mi cuerpo me recuerda como he errado todas mis expresiones,
y me incita a reencarnarme al comienzo de mis quimeras,
cuando era un bisoño aspirante a deidad.

II

Por eso quisiera renacer otra vez,
aunque claro,
con otras premisas medibles para ofrecerle al destino,
quisiera remontar y retomar mi constancia,
reconstruir y acicalar mis deseos,
asistir y afirmar mi entendimiento,
abandonar el lastre de veinticuatro años de artero acontecer
sentenciados a cicatrizar de olvido.

Por eso quisiera renacer otra vez
para volver a ser el mismo,
para desandar el sufrimiento de la poesía equidistante,
recoger los versos desmembrados en tierra de nadie,
someter sólo lo que comprendan mis brazos,
sustraer el dedo de la llaga,
doblegar el instinto ante la utopía de la noche
y querer sólo lo que estime quererse.

Servirme de los comodines que esconde la existencia
aunque zozobre en la omisión que
entraña lo perecedero.

jueves, 10 de marzo de 2011

LOLITA

Me has llevado esta noche, Lolita,
a conocer a los poetas del parque,
esos que leen sus versos a un público reducido,
joven, engreído y moderno,
ajenos a las noches de feria,
y sus comunes borracheras,
con sus voces prietas, complacientes,
relucientes y pulidas,
tras las cuáles, renqueante,
con sus estrofas tullidas,
corre ahora la mía.

Te has vestido, Lolita,
con un vestido de tela negra,
tras sus pliegues brota tu piel
blanca, rebosante de requiebros
y de una zozobra
que con rapidez levita mi deseo:
pero antes has maniatado mis manos,
y escapado a mis labios,
en su primera emboscada.

Has llegado a mí, Lolita,
en forma de lucha y abordaje,
en forma de encerrona,
con tu cuerpo de puerto
y una juventud, cual canto de sirena, inevitable.

Me has dejado sentirte, Lolita,
en tu perfil de viento,
pero sigues sin mostrarte, siendo sólo aliento,
eres así, tan de repente, la nueva intuición,
la duda hecha destino,
el destino hecho noche,
y la noche que deviene en duelo,
y que cincela estos versos.

Enciendes mi alma, Lolita,
siendo tan hermosa e irreprochable,
pero vas y vienes,
vas y vienes,
vienes y vas,
y entonces, se quedan en mí,
sólo las ansias de la derrota:
tras cada vaivén,
eres siempre más remota.

Me has llevado, Lolita,
al borde de un acantilado,
yo conmigo llevaba este lamento,
y junto a ti, y junto al borde, descubro,
que no hay sitio para ambos…

salto
salto
salto

aunque solo se puede saltar una vez…

Yerra al amar, Lolita,
desperdicia latidos, despilfarra tus besos,
malgasta caricias y edades,
detén amagos en cuerpos equivocados,
pero dame entonces la certeza de que tras esta vida,
vendrá otra,
y otra,
y otra,
y otra,
que en alguna de esas nuevas existencias,
yo sabré cómo amarte…

EL POETA

Como anciano sentado
en un banco del parque,
el poeta atrae versos con migas de
ingenuidad y desespero.

Como minero con martillo de pena
arranca medias certezas
de las vísceras de una pesadilla,
de las entrañas de dioses de lejanas fronteras.

Como niño malcriado, el poeta
se desespera, y busca verbos como juguetes
en cafeterías, en cuerpos equivocados,
en llantos o miradas ajenas.

El poeta a veces ríe,
o flaquea, o desea,
acarrea cestas de sílabas
y las descarga sobre sus venas.

Mecano de rimas para el nene,
el anciano las confunde,
el minero no piensa, pelea,
el poeta, surge el poeta...

Ah, el poeta...

El poeta un día se morirá y
sólo quedarán sus arrulllos a corazones
vacuos, su alpiste para las mismas palomas de piedra,
sus versos de duda y arena.

jueves, 3 de marzo de 2011

El vuelo del globo rojo


De fondo “where breathing starts” de Tord Gustavsen Trio. http://www.youtube.com/watch?v=Ohe4ymCgyl4

Junto a un cigarrillo consumiéndose en el cenicero... media botella de whisky.

Junto a una novela sin terminar... tu alma.

Cierras los ojos y escuchas a Borges, abres los oídos y ves su laberinto aparecer frente a ti

La vida zigzaguea

Un globo rojo escapa de las manos de un niño

Una nube con forma de corazón se rompe en dos pedazos

Enciendes otro cigarrillo, un suicidio enmascarado de muerte natural

Todos necesitamos ser amados... Romeo no amaba a Julieta... él fumaba a escondidas...

Dos niños con máscaras de gas te miran fijamente

El globo sigue a la deriva hasta el infinito

El piano suena a noches de verano cuando la ciudad está desierta

Recibes un largo beso... nada de esto ha sucedido... Todo ha sido un mal sueño...


Dedicado a todas las almas borrachas de cerveza que son más tristes que todos los árboles de navidad muertos en el mundo.


miércoles, 2 de marzo de 2011

ALPINISTAS Y SAMURÁIS

Recuerdo que iba sentado en el tren que va de Victoria Station al aeropuerto de Heathrow. Volvía de hacer una entrevista a los chicos de Keane que habían tocado el día anterior en el Barfly Club. No había mucho que pensar ni decir sobre ellos. Aún así, quería mantenerme despierto, pues tenía un miedo atroz a pasarme de estación y perder el vuelo. Intentaba entretenerme mirando el paisaje fugaz que se desplegaba tras las ventanillas del vagón. Era de noche, por lo que apenas podía ver nada, únicamente las siluetas de los edificios y sus ventanas iluminadas. Recuerdo saborear de manera extraña el vértigo que sentía al pretender adivinar, en pocos segundos, todo lo que estaba ocurriendo detrás de cada una de esas ventanas encendidas. Especulaba, creaba vidas que olvidaba casi al instante, aplastadas estas por una nueva y fugaz vida inventada. ¿Quiénes vivirían en esas casas? ¿Hacia que trabajo se dirigirían a esa hora tan temprana de la noche? Eran preguntas de respuestas imposibles, que sin embargo yo disfruté haciéndome durante el breve trayecto en tren. Después he recreado ese juego cientos de veces, en todos y cada uno de los viajes nocturnos que he realizado. Cuando voy conduciendo por algún páramo deshabitado, siempre acabo descubriendo, en lo alto de alguna loma, una bombilla encendida en el porche de algún cortijo solitario, o cuando atravieso cualquier pueblo, cualquier paraje habitado, da igual lo avanzada que esté la noche, siempre acabo adivinando alguna luz que me saca de mi ensimismamiento, que acapara toda mi atención y dispara mi imaginación. Es tanta mi curiosidad, que en más de una ocasión me ha asaltado la tentación de parar el coche o de bajarme del tren, y dirigirme hacía esa casa, llamar a la puerta y averiguar qué tipo de persona la habita y qué tipo de vida lleva. Es un juego espontáneo y trivial, al que sin embargo me he vuelto completamente adicto. Realmente en todos mis viajes, me entretiene este arrebato, este ansia de hipótesis y ensoñaciones, más que cualquier disco que lleve puesto o cualquier programa de radio que estén retransmitiendo en ese momento. Es por este juego que prefiero viajar de noche.

Del mismo modo que miro todas esas ventanas iluminadas, breves e irrepetibles, miro ahora a la pareja que tengo a escasos metros delante de mí. Él es Raúl, guitarrista de Rey Sol, el grupo que he escuchado hace un momento y que he venido a entrevistar. Él se ha inclinado sobre ella para susurrarle algo al oído, aunque por supuesto, dado el volumen de la música en este local, no he podido escuchar lo que le decía. De todos modos, no me interesa lo que pudiera susurrarle. En realidad lo que me atrae de esa escena es la mirada de ella. Una mirada como ausente, pensativa, vuelta para adentro y a la vez proyectando un extraño destello hacia el infinito. Yo salgo corriendo detrás de ese destello, aunque sé que no podré alcanzarlo. Los miro del mismo modo que miro las ventanas iluminadas, atraído por esa inaudita curiosidad que ya lleva en sus entrañas la semilla de una respuesta inalcanzable. Desde mi posición apartada, sin atreverme a preguntarles nada, me resultará imposible saber todo lo que encierra esa mirada. Pero lo prefiero así. Prefiero no saber nunca la respuesta. De hecho, pienso que la mayoría de los actos, objetos y situaciones que nos rodean no tienen significado alguno. Existen únicamente para activar nuestra curiosidad, para mantenernos despiertos, para recordarnos que existimos. Intento congelar en mi memoria este momento, el segundo exacto en que el susurro de él desata esa mirada inabarcable, circundante. Me siento afortunado de estar acodado en la barra del Babilón, en el momento preciso en el que todo se crea. A ratos querría ser yo quien susurrase algo al oído de esa mujer, ser yo quién desatase esa mirada sin réplica. Quién nunca querré ser es la persona que tendría que ser esta noche, la persona que rompa ese momento evocador, la persona que llegue por detrás, tanteé el hombro de Raúl y diga: “Hola ¿Raúl?, soy de la revista Mondo Sonoro, me gustaría hacerte unas preguntas”. Así que creo que me terminaré mi copa y volveré al hotel sin hacer mi trabajo. Esto probablemente haga que me despidan, del mismo modo que ya me despidieron una vez por escribir sobre las ventanas iluminadas de Londres. Alpinistas, samuráis, cosas más raras me han de pasar.

martes, 1 de marzo de 2011

MI ALMA BORRACHA DE CERVEZA ES MÁS TRISTE QUE TODOS LOS ÁRBOLES DE NAVIDAD MUERTOS EN EL MUNDO*




si vas a intentarlo ve hasta el final


de lo contrario no empieces siquiera


tal vez suponga perder novias, esposas, familia trabajo y quizás la cabeza


tal vez suponga no comer durante tres o cuatro días


tal vez suponga el arte en el banco de un parque


tal vez suponga la cárcel


tal vez suponga humillación


tal vez suponga desdén ,aislamiento


…el aislamiento es el premio


todo lo demás es para poner a prueba tu resistencia


tus autenticas ganas de hacerlo...


y lo harás, a pesar del rechazo y de las ínfimas probabilidades


y será mejor que cualquier cosa que pudieras imaginar


si vas a intentarlo, ve hasta el final no existe una sensación igual


estarás solo con los dioses y las noches arderán en llamas


llevarás las riendas de la vida hasta la risa perfecta


es por lo único que vale la pena luchar *



*Factotum (2005)