lunes, 24 de agosto de 2009

Stupidity seriously harms you and others around you (3ª parte)


En la tradición cristiana al tercer día resucitó… pero en el caso de Javier, la chica necesitó esparcir un gran vaso de agua en la cara para volverlo a la vida… no podía levantarse de la litera.

Le dolía todos los huesos y al mirar el reloj varias veces, llegó a la conclusión que jamás había visto las manecillas en aquella posición, eran las seis de la mañana. Con movimientos torpes se vistió y cargó con la mochila menguante (iba tirando poco a poco cualquier cosa que pesara más de lo necesario). Tras un café de pucherete y una magdalena dura ablandada ahogándola en el brebaje blanquinegro, partió con Elena que era como se llamaba la chica a la que acompañaba, información obtenida tras escuchar como se lo decía al hospitalero de Roncesvalles.
La primera hora de camino no se suele hablar demasiado, la gente aún está medio dormida, pero una vez pasado ese trance empezó con la mística del camino y los templarios y los druidas…creo que se salvaron los extraterrestres de haber recorrido el itinerario de Santiago.

Otro elemento a considerar cuando se anda mucho son los pies. El callo del dedo gordo le daba de vez en cuando calambrazos para alumbrar tres relámpagos y las rozaduras ensangrentadas te invitaban a salir de aquel martirio a escape.

Pueblo tras pueblo, la venta de souvenir y carteles luminosos de bares y hostales improvisados, daban un aire a la versión terruñera de La Vegas, donde todo se vendía, donde todo se compraba…la mística del Camino tan sólo quedaba en las palabras de Elena…

Final del tercer día : Como Jumanji, la estampida de la mañana se reconocía en los atestados albergues públicos de la tarde que te colgaban el cartel de "Full"…curiosa palabra para un jugador de poker como Javier, aunque hubiera preferido "Lleno" para no ofender al turismo nacional, porque de eso se trataba… de turismo y divisas ¿No?

1 comentario:

Fucking second self.. dijo...

Las mejores cosas, los mejores sitios, como siempre son expropiadas de sus verdaderos merecedores.
Alguien anónimo hace grande de valor algo, después como siempre se escapa su recompensa, después no se obtiene el fruto en su completo merecimiento.
Aquí pasa igual, allí pasa y pasará también. Lo mejor de lo mejor, lo mas ansiado no lo disfrutan los autóctonos ni los nativos, se queda fuera del alcance de sus paladares, demasiado sabroso y caro, solo al alcance de bolsillos, solo para bolsillos; lo disfruta el dinero.
Años, meses, y días sin ver, sin contactar con lo preciado de la creación de un pueblo. Se ofrece al bolsillo, se vende a expediciones de porteadores de tarjetas de crédito, ¡internacionales claro! turistas en derecho de conocerse propietarios de herencias hechas a bases de mucho esfuerzo y penuria. Ahora todo es gris y deseamos o debemos desear que salgan a relucir los verdaderos dueños de esto que compramos temporalmente.
Nos lo venden y los compramos, ahora es nuestro gracias a no se quien, quizás al instinto más miserable del hombre.